Los abedules blancos de San Andrés

Solo hay que tomar el camino en los diques que se lanzan en una línea curva sobre aproximadamente 6 km desde el pueblo hacia el oeste o el contrario. En el mapa no hay nombre. Geográficamente viendo la inmensidad del territorio, puede que se hayan olvidado algunas asas, calas o colinas! Tal vez había un nombre en esa pequeña bahía, un nombre que no siguió la memoria de la historia.

Los hermosos abedules blancos de San Andrés de Kamouraska están sentados sobre su promontorio del dique. De allí hay un punto de vista increíble en el archipiélago de los Peregrinos, en la Isla de las Liebres, en el San Lorenzo, los campos marinos que se denominan battures y en este camino verde donde se pierde de vista el final.

Geobotánicamente hablando, los abedules en toda su blancura tienen una preferencia para los suelos húmedos, arcillosos o arenosos. Las orillas del río ofrecen la aleación perfecta para esta abedular ordenada en línea militar.

¡Este paseo es de infinita belleza porque por un lado el agua, por el otro las montañas! Cuando la suerte está ahí, ¡no se encuentra a nadie! El largo camino está marcado en algunos lugares por inmensos bosques de escaramujos. Estas flores que se llaman en la lengua local : las rosas de las orillas del mar. Tienen un aroma dulce suspendido en el olor del río.

En el lado bajo, las figuras blancas están flanqueadas por una arroyo que en un meandro termina su curso en el río. Este pequeño canal de encanto inocuo a los ojos del hombre es un refugio tranquilo para las aves acuáticas. ¡Sentarse en su borde es sonreír ante los ballets de las crías de barnaclas, de los patitos, y de los gansitos!

Este paseo es una pasarela de guipure vegetal. Su rusticidad se extiende sobre un paseo marítimo salvaje y panorámico, heredero del trabajo del hombre y de la naturaleza.

©Los Abedules Blancos de San Andrés, Texto y Fotos de Marianne Drapeau